Ya está. Todo ha acabado. Los nervios se han ido del estómago y todo era
cuestión de tiempo, vistas las circunstancias y los precedentes. No sé por qué
iba a ser distinto esta vez, ni qué importancia tiene en asuntos de dinero lo
que significa el nombre de un periódico o de un país.
El País ha ejecutado el E.R.E.
que tenía programado. Veinte personas menos a la calle que las que se cifraron
en un primer momento, pero las que se quedan puede que sean las que menos
interesen ahora mismo: o quizá no. ¿Qué significa El País? Bueno, es difícil de explicar. Cuando nací ya existía, y
me enseñaron a respetar a los mayores. El caso es que nunca he sido un lector
voraz de los diarios, y si he comprado alguna edición de El País ha sido por algún regalo que daban a cambio de coleccionar
unos cupones, y que nunca me comprometí a conseguir. Sin embargo, parece ser
que siempre estaba ahí: en los bares, en las casas, en las televisiones, en las
voces…, y no fue hasta que nací al mundo que me rodeaba –nacer biológicamente es solo sangre y lloros- cuando comencé a devorarlo, y no solo a él, sino a todo
noticiario viviente que habitara en el territorio nacional; aunque con una
diferencia: siempre lo consideré el espacio donde encontrar grandes plumas e
investigaciones, independientemente de sus nombres. Las redes sociales me han
acercado, como a muchos otros, a las manos que escribían aquello con que me
informaba, me divertía o que compartía ideológicamente.
129. Yo no puedo hablar de personas del mismo modo que cada uno de ellos
u otros compañeros de profesión. Desde mi ubicación en la escena (lector), sí
puedo y debo dar algunas consideraciones: ayer escribí esto.
Y sigo sintiéndolo. Es la única
manera de poder escribir ahora mismo de ello. Como lector, me parece
inconcebible que primen intereses sobre calidades, y siempre nos queda el por
qué de cada una de las decisiones que se toman, aunque en el fondo sabemos la
respuesta; pero como persona, se me cae la cara de vergüenza por el periodismo
y se me hace un nudo en la garganta cuando leo cada palabra escrita por las
víctimas, llenas de incomprensión, frustración, incertidumbre, tristeza y no sé
qué más. Pero ellos son el periódico, El
País: los periodistas que preparan sus últimos textos, viñetas, vídeos y fotografías
en estas últimas horas son el significado. Y su valía les avala
profesionalmente.
Pero si algo me sorprende en estos momentos es el exterior. Ante la
calidez humana de los dignos, se yergue el silencio miserable de un sector que
agacha la cabeza en sus estamentos más similares y la gira en el caso de los
responsables. En Televisión Española encontramos una noticia-puente donde la
moraleja es “podía haber sido peor”. Sabréis disculparme si no pongo más
ejemplos televisivos, no es mi fuerte –ya nos iremos conociendo-. Bien es
cierto que hay que descartar a los compañeros que escribieron en el momento en
que se hizo pública la intención de los despidos, o que desconozco porque uno es
también humano y no puede leer todos los artículos del mundo, ni los que aun no se
han publicado. Pero sí me queda un ambiente de resaca de jubilado en el que si no
se dice es como si no existiera, y esto es algo muy español y muy dual: tragar
la desgracia propia y ajena, o una media sonrisa de soberbia ante ese mismo
infortunio. Por parte de la firma -sin firma-, ya tenemos el comunicado, dado por cierto
tras el punto de inflexión –algo muy propio de estos últimos
tiempos, eso de callarse como una puta y, cuando ya has conseguido lo que
quieres, intentar quedar bien públicamente-, y no me interesa más allá de aquello
de las perspectivas de la verdad: ya la tenía de antes. El País hablaron ayer por Twitter, y emocionaron, se emocionaron y
se comprometieron a seguir. Y eso es el periodismo.
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@cheaale
Hay ocasiones en que las noticias superan la ficción. Vas leyendo tweets, comentarios, artículos de opinión, blogs que cuentan el despropósito que están viviendo, y no das crédito. Pero llega el día. Y todas las palabras que has leído toman forma y crean su propia opinión: El País ya no es tu País. No si son capaces de maltratar de esa forma a quienes te han contado el mundo con otros ojos, y cuya visión completa la tuya. A quienes han enfrentado las balas o la injusticia, el poder establecido o los abusos de poder, quienes han denunciado la corrupción de quienes nos gobiernan y querían tapar a toda costa. Ellos, que nos acompañaron en las calles y nos dieron voz. Cómo no solidarizarse con ellos. Cómo no denunciar nosotros, esta vez, la injusticia que sufren ellos.
ResponderEliminarGracias Mnn, por este post.
Avalenematu. :)
Me gustan tus viñetas.